Cerrojazo mañana al centro de Moscú para impedir la manifestación en apoyo de Navalni

Las siete estaciones de metro más cercanas a la plaza Lubianka de Moscú, en donde está convocada mañana a las 12 del mediodía la manifestación para exigir la puesta en libertad del líder opositor, Alexéi Navalni, permanecerán cerradas todo el día y los trenes no se detendrán en ellas. Estas siete estaciones rodean toda la zona en donde se encuentra el Kremlin, la Plaza Roja y la Lubianka, en cuya explanada se encuentra el edificio del antiguo KGB y sus tristemente famosas mazmorras, pero ahora aloja la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB), contra cuyos agentes, acusados por la oposición de haber envenenado a Navalni, está dirigida la protesta.

Las limitaciones en el funcionamiento del trasporte, que durarán desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche, afectarán además al tráfico rodado de vehículos particulares y al servicio de autobuses municipales, cuyas rutas habituales han sido modificadas. Un enorme hexágono irregular que abarca toda la zona adyacente al Kremlin va quedar prácticamente clausurada.

Ni siquiera podrán abrir sus puertas los cafés, restaurantes y centros comerciales dentro de ésa zona, en donde hay también numerosos teatros, algunos de los cuales han anunciado que no piensan cancelar sus espectáculos. En teoría, según informa el departamento de Policía de Moscú, al área blindada, que incluye cinco plazas y numerosas calles sí podrán acceder los peatones, pero de forma discrecional, según el criterio de los agentes apostados en los puestos de control. Significa todo ello que las protestas tendrán lugar fuera de ése polígono vallado, con lo que será más fácil disolverlas y evitar que se reagrupen los manifestantes.

Los preparativos para dar el cerrojazo al corazón de la capital rusa comenzaron ya hoy al igual que en San Petersburgo, en donde también se están instalando vallas para aislar la plaza del Palacio. La Policía rusa trata también de impedir que las manifestaciones tengan lugar en otras ciudades del país y lo está haciendo a base de detener a los coordinadores de las sedes de la organización de Navalni. Por ejemplo, en Volgogrado, en donde Evgueni Kocheguin ha sido condenado a 10 días de arresto, y en Cheboksari, cuyo responsable, Semión Kochkin, tendrá que pasar 7 días en prisión por llamar a salir a la calle. En Nizhni Nóvgorod, los domicilios de cinco activistas han sido sometidos a registros policiales.

Pero no solamente están siendo detenidos militantes de organizaciones opositoras, sino también periodistas de medios críticos. Tal ha sido el caso de Serguéi Smirnov, director de la publicación digital rusa «Mediazona», un portal creado en 2014 por las componentes del grupo «Pussy Riot», Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina. Smirnov paseaba hoy con su hijo de cinco años cuando fue detenido. Los motivos del arresto no han sido aclarados por el momento. El viernes, el hermano de Navalni, Oleg, y la abogada Liubov Sóbol fueron confinados en arresto domiciliario hasta el 23 de marzo, al igual que Aliójina y la médica Anastasia Vasílieva, por «violar las normas sanitarias» al acudir a la manifestación del sábado día 23.

Mientras tanto, el oligarca ruso, Arkadi Rótenberg, viejo amigo del presidente Vladímir Putin, negó hoy en una entrevista al canal de Telegram Mash que el palacio de Guelendzhik, a orillas del mar Negro, sea del máximo dirigente ruso. Según sus palabras, la formidable construcción «es de mi propiedad». Rótenberg sostiene que el palacio lo quiere convertir en un complejo hotelero. El pasado día 19, el equipo de Navalni difundió en Youtube un informe asegurando que la enorme mansión en la inmediaciones de Guelendzhik es de Putin y costó 100.000 millones de rublos (más de 1.000 millones de euros).

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Fuente: ABC